Ciudad
Fiesta Nacional de Carrozas: Estudiantes ya trabajan en los Galpones del Puerto
El sábado 20 de agosto la Municipalidad entregó el espacio de los galpones del puerto a grupos estudiantiles para comenzar con sus tareas con vistas al desfile de carrozas que se realizará el 8 de octubre
Como todos los años, la Municipalidad de Gualeguaychú pone a disposición de la juventud carrocera, el espacio necesario para el armado de las estructuras artísticas, para la “Fiesta Nacional de Carrozas Estudiantiles”, en compañía de las diferentes áreas municipales como Cultura, Seguridad e Higiene, Higiene Urbana, Ambiente, entre otras.
Durante la estadía serán programadas diferentes capacitaciones que abordarán distintas temáticas, como, por ejemplo: la importancia de mantener la higiene; la limpieza del espacio de trabajo; se les informará sobre los elementos de protección personal que tienen que usar; el seguro con el que cuentan; la limpieza de lugar y cómo tratar el inmueble; como así también los riesgos que implican el uso de la electricidad y la posibilidad de incendio por los materiales que se utilizan.
En este sentido es que se realizarán talleres informativos, con el objetivo de aconsejar la utilización de ciertas máquinas eléctricas, como pueden ser amoladoras, sierras y soldadoras. Por otro lado, se concientizará sobre la necesidad que el espacio compartido sea “libre de humo”, ya que siempre es un atenuante para que se produzca algún incidente, además de ser perjudicial para la salud.
Una de las postales más características de la ciudad comienza a tomar forma. Se trata de los preparativos de cara al desfile de carrozas estudiantiles que, durante dos años de pandemia, vio alterada su tradicional realización.
A partir del sábado 20 de agosto, la gurisada de los últimos dos años de los colegios secundarios empezaron a ocupar los galpones del puerto. Algunos ya tienen sus chasis ubicados y hay quienes están terminando de arreglarse para ser trasladados al espacio que cobija a los estudiantes carroceros.
La mayoría expresa que intentarán estar todos los días abocados a la confección de las carrozas y que cuando tengan que estudiar para las pruebas se dividirán en grupos. Los jóvenes cuentan con la colaboración “clave” de los padres, y de personas idóneas, quienes enseñarán a soldar y cortar los diferentes materiales.
Algunos de los cursos tienen fondos acumulados de las ventas de tortas y comida, ganancias del 25 de mayo, además de venta de torta fritas los fines de semana, rifas, y otros se apoyan en la buena voluntad de la sociedad de Gualeguaychú.
Reunidos en rondas se agrupan los jóvenes de las diferentes instituciones educativas, los mates y la música son los elementos infaltables en este retrato tan típico del mes de agosto, y que perdurará todo el mes de septiembre en los galpones del puerto. Todos los estudiantes se encuentran con muchas expectativas de ganar, pero sobre todo de poder vivir la experiencia.
Tras dos años de pandemia, los galpones del puerto se tiñen de entusiasmo, música, risas y formando recuerdos que acompañan toda la vida.
Acerca de las Carrozas Estudiantiles
Era la primavera de 1958. La profesora de Historia, Blanca Rebagliatti de Lyall, después de disfrutar del paseo del estudiante con sus alumnos, miraba el espectáculo: empezaba a atardecer cuando la caravana de camiones tomaba la calle 25 de Mayo.
Desde las veredas, la gente saludaba la alegría juvenil, en una costumbre que sabría perdurar a lo largo del presente siglo.
La profesora vio el desfile de camiones adornados con ramas, se detuvo en observar el colorido del espectáculo y pensó -como una vaga idea en el aire de septiembre- si no existiría otra forma de canalizar la creatividad y la capacidad de trabajo de esos chicos y muchachas de rostros frescos.
Tenía, seguramente ese mismo año como el anterior, un antecedente más que interesante: la carroza con que la entonces afamada “Tiendas Azcárate” aguardaba la llegada de los estudiantes.
La profesora no le comentó a nadie la idea. La hizo crecer en silencio en los ratos libres que le dejaban las clases en los colegios y la atención de su casa, hasta que, al año siguiente, la planteó en el Colegio Villa Malvina: la próxima primavera, cuando los camiones regresaran del paseo, encontrarían una carroza estudiantil.
Y así fue. Era la primera carroza, pensada por la profesora y concretada por Eclio Giusto. Se llamó «Álbum familiar» y causó sensación entre aquellos estudiantes y también entre todos los desprevenidos que transitaban por las calles céntricas, aquel sábado 20 de septiembre de 1959.
«Pretendía dar una idea, mostrar una carroza y dejar abiertas las puertas para una reunión de carrozas en primavera, o un desfile de flores», diría años después Blanca Rebagliatti, esa inquieta mujer que jamás podía imaginar la trascendencia que su idea lograría en los años.
Al año siguiente se conforma la primera comisión de carrozas con los colegios secundarios existentes de la ciudad.
Desde entonces, la fiesta de las carrozas se convirtió en una tradicional actividad, y -con el tiempo- por sus características fue declarada Fiesta Nacional.